Quien diría que podría escribir algo para ti

No imagino donde deambula tu mente en este momento. Pero seguramente, debe avanzar al mismo paso ligero de tus pensamientos. Muy seguramente, pueda perderla de vista un día de estos. Cuando haya menos espacio en mis recuerdos y eterna distancia entre mis ojos  y los tuyos. Has cruzado millones de mares, saltando de uno a otro como un anfibio gigante. Y he visto tu empresa desfallecer cuando intentas disolverte de manera premeditada. Quien diría. Ni en mil vidas anteriores, habría imaginado como seria tu final. Ese estado inquisitivo y voraz como el apetito de un dinosaurio nostálgico. Sin embargo, tu fe en las cosas, dinamiza el exterior al cual nos sometes. 

Eres hábil e inmortal, capaz de envolver con tu esencia todas las filtraciones de duda y realidad. Eres toscamente numérica. Invadida de fórmulas generacionales y aritmética básica. Con tu cigarro en los labios, tus ojos sin orbita, y ese rostro inverosímil que reconozco a tientas, confundo tu materia orgánica con almíbar de dioses. Y me pregunto: ¿Puedes comprenderte a ti misma?

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